Para las ciencias
sociales la modernidad comprende no solo los cambios tecnológicos y la
revolución industrial, con los que la mayoría de las personas asocia este
término, sino una serie de cambios en la forma de pensar individual y en la
organización y relaciones sociales, que se caracterizan por la transición de lo
simple a lo complejo. Aunque muchos autores han descrito estos cambios, en lo
personal, la más completa me parece se la descripción de Max Weber y Niklas
Luhmann en varios de sus textos.
Teniendo lo
anterior en mente, y continuando con la revisión de productos de consumo masivo
de Corea y Japón, me detengo en la serie Pon Tu Nombre en Alto haciendo
un contraste con la serie Estadounidense Outlander, pues a pesar de las
diferencias de público al que están dirigidos, la primera parece una
novela de tardes y la segunda una serie para horario nocturno, guardan las
siguientes similitudes: 1) ambas tratan sobre viajes en el tiempo; 2) en ambas
los protagonistas son médicos; 3) los viajes en el tiempo son al pasado, a
sociedades no modernas y en medio de guerras. A pesar de las similitudes
destacadas, ambas tienen una diferencia fundamental en cuánto al mensaje frente a la
aceptación de la modernidad y el sentido de responsabilidad, elementos en los cuales me centraré.
Tomado de: https://www.starplus.com/es-419/series/outlander/7W66gn9IGR7S
Pon tu
nombre en alto.
Es una serie
coreana, que, en tono cómico-romántico, presenta a un médico especialista en
acupuntura de finales del siglo XVI (1592-1598), quien luego de ser herido en
un ataque con flechas viaja en el tiempo a la Seúl del Siglo XXI al llevar
consigo una agujas con alguna especie de magia. Este mecanismo de viaje en el
tiempo se repite cada vez que es herido de muerte, es decir, si está en el
siglo XXI vuelve al siglo XVI mientras cuente con las agujas mágicas.
La serie es
directa en mostrarnos las ventajas de vivir en la modernidad y en el siglo XXI,
ventajas que el protagonista celebra y agradece como regalo divino. Entre esas
ventajas que el autor señala podemos citar, entre otras: 1) no vivir en una
sociedad de castas y la posibilidad de escalar socialmente; 2) el debido
proceso; 3) la seguridad; 4) la abundante disponibilidad de alimentos y
medicinas, 5) etc.
En diversas escenas
demuestran la felicidad del protagonista en el mundo moderno, en algunos casos
de forma jocosa, por ejemplo: la primera vez que ve un plato en el hospital con
una porción de carne de res de acceso a todos los que estaban sentados,
quedándose asombrado, contento y comiendo como si no hubiese mañana, o, de modo
dramático, por ejemplo: cuándo una anciana del barrio donde vive le regala un pequeño
dulce de beso de vaca (supongo que es pedacito de cálculo de vaca
azucarado) diciéndole que “sabe que es algo insignificante pero quiere
regalárselo” y el protagonista llora desconsolado debido a que su madre en el
siglo XVI murió debido a que una medicina que se hacía con “beso de vaca”
no pudo hacerse debido a la escases de ese insumo.
Por su parte, el
interés amoroso del coprotagonista, que lo acompañó un par de veces al pasado,
también aprende a valorar más su vida en la modernidad, pero sobre todo los
sacrificios de su abuelo quién se encargó de ella desde niña.
A pesar de
algunas críticas muy pequeñas a que algunos personajes en la modernidad continúan
siendo sin escrúpulos como los de la época premoderna, el mensaje sigue siendo
hacia valorar la vida que tenemos hoy sin olvidarnos de nuestros vínculos
familiares. La escena final o poscréditos es lapidaria en este sentido, siendo
la siguiente: el protagonista en el siglo XVI tiene a una joven como asistente
y aprendiz de medicina, pero al estar prohibido a las mujeres el ejercicio de
ciertas oficios, entre esos el de la medicina, lo hace ocultando su sexo. El
protagonista sabe que no le espera un futuro en esa sociedad a la joven y les
pide a los dioses ayuda para que ella en algún momento también pueda viajar en
el tiempo al siglo XXI, y es lo que sucede luego que la joven sufriese un
accidente mortal en el siglo XVI.
Abordado ese
punto de la valoración positiva a la modernidad, nos queda el segundo punto, y
es el cumplimiento del sentido de la responsabilidad o el “deber”. Que extraño
hablar hoy día de deberes en el siglo de los “Derechos”, del Derecho Humano a
lo que lo que sea, del Derecho de la naturaleza, del río, de los perros, del
mono, etc. Y es que luego de varios viajes entre el siglo XVI y el siglo XXI,
el protagonista finalmente soluciona diversos problemas en el siglo XXI que nos
hace pensar que finalmente será feliz con su pareja coprotagonista, y no, en
lugar de ello renuncia a esta comodidad y oportunidad que le presenta la vida
para prestar sus servicios como médico en medio de la guerra de la invasión
Japonesa a Corea, ocurrida durante los años 1592-1598.
Una vez culminada
dicha guerra, y cumpliendo él con su compromiso, los dioses y la vida le premia
permitiéndole volver al siglo XXI con la coprotagonista.
Outlander.
Es una serie
dramática mucho más ambiciosa que la novela coreana, pues cuenta con más
temporadas y capítulos que abarcan un período de tiempo más largo, al menos
unos 30 años, de 1745 a 1775.
La protagonista
es una enfermera inglesa, Claire (con antepasados Irlandeses), que recién
culminada la 2da guerra mundial, viaja, junto a su marido, un historiador
inglés (también veterano de guerra), a visitar lugares históricos en Escocia. En
una de esas ruinas se encontraba una especie de portal al pasado, que atravesó
sola la protagonista, llevándola al siglo XVIII, a 1745 para ser exactos.
Y acá empiezan
los contrastes con la serie coreana. La protagonista, secuestrada en principio
por los escoceses fieles a la familia real de Jacobo, es obligada por las
circunstancias a contraer matrimonio con el coprotagonista, Jamie (para evitar
un proceso penal por parte de las autoridades inglesas, al pasar a tener un
fuero que la hacía sujeto procesal de las autoridades escocesas). El deseo
carnal principalmente y algo de admiración por la vida de este segundo esposo,
la lleva a enamorarse profundamente de él, de Escocia y de esa época, al punto
que, luego al menos un año de vida juntos, en medio de la batalla de Cullodeh
(1746) es Jamie quien la obliga a entrar en las ruinas para que vuelva a una
vida más pacífica en el siglo XX.
De vuelta en el
siglo XX y embarazada de Jamie, retoma su matrimonio con su primer esposo,
quien, aunque trató de hacer todo para que Claire volviera a amarlo, no lo
consiguió, y mantuvo una relación matrimonial falsa y sin relaciones sexuales
solo para hacer crecer a la niña con un padre.
Pasaron muchos
años, una vez muerto el primer esposo y ya siendo una joven adulta su hija, le
comenta la verdad sobre su padre y la lleva a un viaje para conocer Escocia, aun
sabiendo de los peligros que significaba las ruinas mágicas para viajar a esa
época de tantos peligros y riesgos.
A pesar de todo
esto, Claire, tras un deseo carnal viaja al pasado para reencontrase con Jamie,
hace que su hija y otro joven escoses historiador viajen también al pasado
asumiendo muchos riesgos y viviendo muchas desgracias (la hija es abusada
sexualmente, ella también y el joven escoses es secuestrado por tribus
indígenas en Estados Unidos y casi muere en la horca en una oportunidad).
La serie tendrá
luego otras temporadas que los lleva por el caribe hasta Estados Unidos, en el
que los títulos nobiliarios escoceses de Jamie no tienen ningún valor, sin
embargo, por su amistad con algunas autoridades inglesas logra hacerse acreedor
de una cantidad de tierras para regentar junto a otros colonos.
Como vemos, la
serie trasmite una admiración enfermiza por un pasado muy peligroso y lleno de
riesgos, y si bien hay algunos puntos de la serie en los que Jamie demuestra un
sentido de responsabilidad y el deber, la mayoría de las veces la principal
motivación de los personajes es el interés propio y el beneficio personal.
Aunque soy fan de
ambas producciones, no deja de ser significativos estos contrastes que reflejan
en algo las prioridades de las sociedades occidentales y parte de las
sociedades orientales y los mensajes que transmiten a los consumidores de este
tipo de productos culturales.
Nota: Agradezco
enormemente a una apreciada ex estudiante del programa de Administración
Pública que me recomendó la serie de Outlander, luego de una conversación a
partir de la música intro de la serie, la cual en principio confundí con la de la
película Highlander.
No hay comentarios:
Publicar un comentario