miércoles, 28 de diciembre de 2022

Lecciones de Corea y Japón II. La aceptación de la modernidad y el sentido de responsabilidad. El caso Pon tu nombre en alto vs Outlander.

 

Para las ciencias sociales la modernidad comprende no solo los cambios tecnológicos y la revolución industrial, con los que la mayoría de las personas asocia este término, sino una serie de cambios en la forma de pensar individual y en la organización y relaciones sociales, que se caracterizan por la transición de lo simple a lo complejo. Aunque muchos autores han descrito estos cambios, en lo personal, la más completa me parece se la descripción de Max Weber y Niklas Luhmann en varios de sus textos.

Teniendo lo anterior en mente, y continuando con la revisión de productos de consumo masivo de Corea y Japón, me detengo en la serie Pon Tu Nombre en Alto haciendo un contraste con la serie Estadounidense Outlander, pues a pesar de las diferencias de público al que están dirigidos, la primera parece una novela de tardes y la segunda una serie para horario nocturno, guardan las siguientes similitudes: 1) ambas tratan sobre viajes en el tiempo; 2) en ambas los protagonistas son médicos; 3) los viajes en el tiempo son al pasado, a sociedades no modernas y en medio de guerras. A pesar de las similitudes destacadas, ambas tienen una diferencia fundamental en cuánto al mensaje frente a la aceptación de la modernidad y el sentido de responsabilidad, elementos en los cuales me centraré.

Tomado de: https://www.starplus.com/es-419/series/outlander/7W66gn9IGR7S

Pon tu nombre en alto.

Es una serie coreana, que, en tono cómico-romántico, presenta a un médico especialista en acupuntura de finales del siglo XVI (1592-1598), quien luego de ser herido en un ataque con flechas viaja en el tiempo a la Seúl del Siglo XXI al llevar consigo una agujas con alguna especie de magia. Este mecanismo de viaje en el tiempo se repite cada vez que es herido de muerte, es decir, si está en el siglo XXI vuelve al siglo XVI mientras cuente con las agujas mágicas.

La serie es directa en mostrarnos las ventajas de vivir en la modernidad y en el siglo XXI, ventajas que el protagonista celebra y agradece como regalo divino. Entre esas ventajas que el autor señala podemos citar, entre otras: 1) no vivir en una sociedad de castas y la posibilidad de escalar socialmente; 2) el debido proceso; 3) la seguridad; 4) la abundante disponibilidad de alimentos y medicinas, 5) etc.

En diversas escenas demuestran la felicidad del protagonista en el mundo moderno, en algunos casos de forma jocosa, por ejemplo: la primera vez que ve un plato en el hospital con una porción de carne de res de acceso a todos los que estaban sentados, quedándose asombrado, contento y comiendo como si no hubiese mañana, o, de modo dramático, por ejemplo: cuándo una anciana del barrio donde vive le regala un pequeño dulce de beso de vaca (supongo que es pedacito de cálculo de vaca azucarado) diciéndole que “sabe que es algo insignificante pero quiere regalárselo” y el protagonista llora desconsolado debido a que su madre en el siglo XVI murió debido a que una medicina que se hacía con “beso de vaca” no pudo hacerse debido a la escases de ese insumo.

Por su parte, el interés amoroso del coprotagonista, que lo acompañó un par de veces al pasado, también aprende a valorar más su vida en la modernidad, pero sobre todo los sacrificios de su abuelo quién se encargó de ella desde niña.

A pesar de algunas críticas muy pequeñas a que algunos personajes en la modernidad continúan siendo sin escrúpulos como los de la época premoderna, el mensaje sigue siendo hacia valorar la vida que tenemos hoy sin olvidarnos de nuestros vínculos familiares. La escena final o poscréditos es lapidaria en este sentido, siendo la siguiente: el protagonista en el siglo XVI tiene a una joven como asistente y aprendiz de medicina, pero al estar prohibido a las mujeres el ejercicio de ciertas oficios, entre esos el de la medicina, lo hace ocultando su sexo. El protagonista sabe que no le espera un futuro en esa sociedad a la joven y les pide a los dioses ayuda para que ella en algún momento también pueda viajar en el tiempo al siglo XXI, y es lo que sucede luego que la joven sufriese un accidente mortal en el siglo XVI.

Abordado ese punto de la valoración positiva a la modernidad, nos queda el segundo punto, y es el cumplimiento del sentido de la responsabilidad o el “deber”. Que extraño hablar hoy día de deberes en el siglo de los “Derechos”, del Derecho Humano a lo que lo que sea, del Derecho de la naturaleza, del río, de los perros, del mono, etc. Y es que luego de varios viajes entre el siglo XVI y el siglo XXI, el protagonista finalmente soluciona diversos problemas en el siglo XXI que nos hace pensar que finalmente será feliz con su pareja coprotagonista, y no, en lugar de ello renuncia a esta comodidad y oportunidad que le presenta la vida para prestar sus servicios como médico en medio de la guerra de la invasión Japonesa a Corea, ocurrida durante los años 1592-1598.

Una vez culminada dicha guerra, y cumpliendo él con su compromiso, los dioses y la vida le premia permitiéndole volver al siglo XXI con la coprotagonista.

 

Outlander.

Es una serie dramática mucho más ambiciosa que la novela coreana, pues cuenta con más temporadas y capítulos que abarcan un período de tiempo más largo, al menos unos 30 años, de 1745 a 1775.

La protagonista es una enfermera inglesa, Claire (con antepasados Irlandeses), que recién culminada la 2da guerra mundial, viaja, junto a su marido, un historiador inglés (también veterano de guerra), a visitar lugares históricos en Escocia. En una de esas ruinas se encontraba una especie de portal al pasado, que atravesó sola la protagonista, llevándola al siglo XVIII, a 1745 para ser exactos.

Y acá empiezan los contrastes con la serie coreana. La protagonista, secuestrada en principio por los escoceses fieles a la familia real de Jacobo, es obligada por las circunstancias a contraer matrimonio con el coprotagonista, Jamie (para evitar un proceso penal por parte de las autoridades inglesas, al pasar a tener un fuero que la hacía sujeto procesal de las autoridades escocesas). El deseo carnal principalmente y algo de admiración por la vida de este segundo esposo, la lleva a enamorarse profundamente de él, de Escocia y de esa época, al punto que, luego al menos un año de vida juntos, en medio de la batalla de Cullodeh (1746) es Jamie quien la obliga a entrar en las ruinas para que vuelva a una vida más pacífica en el siglo XX.

De vuelta en el siglo XX y embarazada de Jamie, retoma su matrimonio con su primer esposo, quien, aunque trató de hacer todo para que Claire volviera a amarlo, no lo consiguió, y mantuvo una relación matrimonial falsa y sin relaciones sexuales solo para hacer crecer a la niña con un padre.

Pasaron muchos años, una vez muerto el primer esposo y ya siendo una joven adulta su hija, le comenta la verdad sobre su padre y la lleva a un viaje para conocer Escocia, aun sabiendo de los peligros que significaba las ruinas mágicas para viajar a esa época de tantos peligros y riesgos.

A pesar de todo esto, Claire, tras un deseo carnal viaja al pasado para reencontrase con Jamie, hace que su hija y otro joven escoses historiador viajen también al pasado asumiendo muchos riesgos y viviendo muchas desgracias (la hija es abusada sexualmente, ella también y el joven escoses es secuestrado por tribus indígenas en Estados Unidos y casi muere en la horca en una oportunidad).

La serie tendrá luego otras temporadas que los lleva por el caribe hasta Estados Unidos, en el que los títulos nobiliarios escoceses de Jamie no tienen ningún valor, sin embargo, por su amistad con algunas autoridades inglesas logra hacerse acreedor de una cantidad de tierras para regentar junto a otros colonos.

Como vemos, la serie trasmite una admiración enfermiza por un pasado muy peligroso y lleno de riesgos, y si bien hay algunos puntos de la serie en los que Jamie demuestra un sentido de responsabilidad y el deber, la mayoría de las veces la principal motivación de los personajes es el interés propio y el beneficio personal.

 

Aunque soy fan de ambas producciones, no deja de ser significativos estos contrastes que reflejan en algo las prioridades de las sociedades occidentales y parte de las sociedades orientales y los mensajes que transmiten a los consumidores de este tipo de productos culturales.

 

Nota: Agradezco enormemente a una apreciada ex estudiante del programa de Administración Pública que me recomendó la serie de Outlander, luego de una conversación a partir de la música intro de la serie, la cual en principio confundí con la de la película Highlander.

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