En una entrada anterior del blog se había destacado uno de los principales síntomas del interpretativismo, aquel del énfasis en despreciar la ley y entregar el derecho a la interpretación arbitraria que hiciesen los jueces de la Constitución Política en cualquier caso, aun cuando no existiesen lagunas en la Constitución o en las leyes ( https://rvluis1.blogspot.com/2022/03/sindrome-interpretativista-el-caso-de.html ).
En esta
oportunidad revisaremos otro síntoma del síndrome, el arrepentimiento. Y es que
como dice un apreciado, talentoso y joven colega Mexicano todos son intepretativistas
hasta que les tocan los cojones.
Un buen ejemplo
de individuos que sufren este síntoma son los administradores públicos en
ejercicio, en general, y aprovecharemos el caso particular de la Alcaldesa de
la Capital de Colombia - Bogotá, Claudia López. Además de reflexionar en torno
a la importancia entender al derecho como sistema presentando las ideas principales
de Niklas Luhmann.
El caso Claudia
López.
La alcaldesa López
es una líder política con una trayectoria bastante extensa. Al menos se conoce
que, desde su juventud, en el año 1991 encabezó el movimiento de jóvenes en
favor de la reforma a la Constitución Política.
(Tomado de: https://noticias.caracoltv.com/politica/reviven-video-de-claudia-lopez-de-1990-cuando-hablaba-de-constituyente-para-el-pais
)
En su carrera
anterior a su primer cargo como cabeza de un ejecutivo y una administración, se
había destacado por una defensa a ultranza del interpretativismo en diversas
actuaciones de la Corte Constitucional y de Jueces de Tutela. De hecho, antes
de ser alcaldesa de Bogotá, era bastante común que aplicase el mal denominado “litigio
estratégico”, mejor llamarlo “judicialización de la política”, para alcanzar los
objetivos que no podía lograr electoralmente o a través de las instancias de
representación democrática.
Quizá el mayor
ejemplo de lo anterior, fue su intervención, junto a un sinnúmero de “intelectuales”
y políticos (no les miento, son 5 páginas de nombres), que intervinieron
apoyando declarar la inexequibilidad de la Ley 1354 de 2009, el referendo a la
reelección de Álvaro Uribe, en la sentencia de Constitucionalidad C 141 de 2010,
donde los magistrados se sacaron la figura de “Sustitución de la Constitución”
(solo dios sabrá de dónde la sacaron) para declarar inexequible dicho referendo.
Ahora bien, todo
cambió una vez fue alcaldesa, cuando, como diría mi buen amigo mexicano “Los
jueces le tocaron los cojones a su administración y sus esfuerzos por brindar
el servicio de seguridad a los ciudadanos”.
Así en entrevista
para Blu Radio el 28 de octubre de 2022 (https://www.bluradio.com/blu360/bogota/que-jueces-manden-a-la-carcel-a-delincuentes-dependen-de-la-viralidad-claudia-lopez-pr30
), realizó una serie de críticas sobre las decisiones de los jueces de control
de garantías dado que, ante casos semejantes, en algunos decidían dictar medidas
de aseguramiento y en otros casos no, preguntándose por ¿cuál era la razón
para esto? ¿de la viralidad o tendencia en redes sociales que tenga el caso?
Adicional, solicitó
a los jueces:
Que no haya tanta discrecionalidad, no puede ser
que el fiscal o el juez uno, con los mismos hechos y evidencia decida que si
hay cárcel, y, el fiscal o juez dos, con los mismos hechos y evidencia decida
que no hay cárcel.
Hay que reducir la discrecionalidad. Los derechos
de los ciudadanos no pueden depender del humor de un día (subrayado
propio).
En el mismo
sentido señala:
Entonces, ellos (los jueces) pueden, claro que
pueden, acordar sus metodologías para que haya menos discreción y una
interpretación que proteja siempre al delincuente (subrayado propio).
Una de las
periodistas del panel le señaló que estaba llamando a los jueces a una insubordinación
a lo que la alcaldesa señaló:
No, solo digo que cumplan la ley (a los jueces).
Te puse el caso de los tres raponeros de la Av. Boyacá,
cogidos en flagrancia. Allí si los enviaron a la cárcel.
¿Allí si sirvió la ley? ¿Por qué en otros casos
cogidos en flagrancia no los mandan a la cárcel? ¿Por qué no fue vistoso? ¿por
qué no fue viral?
Si el problema era la ley, los raponeros de la Av.
Boyacá, cogidos en flagrancia deberían estar sueltos. Esto lo que demuestra es
que el problema no es la ley, sino como la interpretan y aplican. A veces
los mandan a la cárcel y a veces no.
Hay un margen de discrecionalidad que se puede
mejorar (subrayado propio).
Dichas
declaraciones muestran los efectos de la forma interpretativista de entender el
derecho, que lo lleva a generar problemas en otros sistemas sociales, en este
caso específico, el subsistema de la administración pública.
Por lo anterior,
vale la pena continuar este blog destacando la importancia de volver a la
lectura de Niklas Luhmann en torno a entender el derecho como un sistema social
más, entre otros. No estoy seguro que este autor esté muy difundido en los
programas de derecho en Colombia.
Entender el
derecho como un sistema.
Para comenzar, vale
la pena señalar el siguiente ejemplo:
Cuando ustedes
van a la tienda de barrio, toman el pollo, el cerdo y la carne de res para un
sancocho trifásico, llegan a la caja y le dicen al tendero: “Gracias. Por la
justicia me llevo esto para mi sancocho trifásico, adiós”. Sencillamente esa
acción no tiene sentido para el código y el lenguaje del sistema en el que se
enmarca dicha relación, es decir, un sistema económico y de mercado. Por lo cual
el vendedor no aceptará ese tipo de respuesta y se pueda generar un conflicto.
De igual forma,
cuando acudo ante un juez en una audiencia no puedo decirle “sr. Juez, le
ofrezco 1 millón de pesos a cambio que falle a mi favor”. Nuevamente el código
y el lenguaje del sistema, en este caso el derecho, no corresponde con lo que
comunico en la acción, y nuevamente puede derivar en problemas.
Es posible que para
muchos esta situación le sea incómoda, pero ha sido el resultado del paso de sociedades
simples a sociedades complejas de la modernidad que ha sido descrito por
diversos autores, desde diversas corrientes de pensamientos y paradigmas, desde
Weber o Luhmann. Este último, quién dedico su vida entera a la titánica tarea
de identificar los códigos de los diversos sistemas sociales (económico,
derecho, poder, ciencia, arte, política y sus subsistemas, entre ellos la
administración) y explicando el proceso evolutivo que condujo a los mismos.
(Tomado de: https://unbuenplan.blog/2020/05/17/parte-i-el-escritor-que-no-se-forzaba-a-escribir/
)
Así entonces, y
como hemos sostenido en otras entradas en este blog, una concepción
interpretativista del derecho, en la que las decisiones de los jueces pueden ser
tomadas con base en diversas motivaciones (moral, economía, justicia) y no en la ley, significa
un retroceso a períodos premodernos de sociedades simples, en los que un código
único trata de imponerse a todos los sistemas de la sociedad (¿hoy en día la
idea de los derechos humanos?).
Y acá entonces
viene el gran peligro de la situación actual con el interpretativismo, pues su involución
a la premodernidad choca con otros subsistemas que se mantienen aún bajo sus códigos
modernos y demandan su funcionamiento con base en dichas lógicas, como quedó en
clara evidencia con las intervenciones de la alcaldesa López en diversos
apartados de su entrevista, en la que señaló que ella y su administración
estaba implementando diversos programas de política pública para disminuir la
delincuencia, pero que la aplicación del derecho penal y la ley no podía ser discrecional
y arbitrario por parte de los jueces.
Esperando dejar
la curiosidad en ustedes, los invito entonces a asumir la titánica tarea de
revisar la extensa y rica obra de Luhmann para contar con herramientas de
crítica ante el peligro de involución que significa la visión interpretativista
del derecho.
Alcaldesa
Claudia López vs los Jueces parte 2.
Las diferencias
no cesaron, y antes, se presentó un segundo Round entre la alcaldesa y los
jueces. En noviembre de 2022 (https://www.infobae.com/america/colombia/2022/11/09/juez-que-dejo-en-libertad-a-13-presuntos-delincuentes-tomo-la-decision-con-base-en-la-constitucion-y-no-con-palabras-de-la-alcaldesa/
), una jueza de control de garantías apeló a algunos criterios jurídicos de la
ley penal (entre ellos que uno de los dos delitos imputados no era objeto de
prisión preventiva y no encontrar las armas con las que se llevaron a cabo los
hechos) para ordenar la libertad de 13 presuntos
involucrados (todos fueron dejados en libertad) en una robo masivo en el
sistema de transporte público de Bogotá Transmilenio, pero también acudió a
otros criterios por fuera de la ley penal, entre ellos, los siempre dúctiles
derechos humanos de los procesados y de los hijos de los procesados (que no
podían quedarse sin sus padres) y un criterio de tipo económico, dado que la
jueza realizó unos cálculos estimando lo que costaría al Estado sostener mensualmente
a las personas en prisión preventiva.
Más allá de lo
cuestionable, pero aceptable de los criterios jurídicos y legales de la juez
con base en material probatorio, dado que en efecto hubo denuncia, una víctima
de herida en la cabeza a la que la jueza le exigía que tuviese certeza del tipo
de arma con que fue agredido y cuatro celulares robados que estaban portando algunos
de los 13 involucrados, lo que más llama la atención son los dos criterios
extra legales que utilizó la juez en su argumentación, el de los derechos
humanos de los hijos de los detenidos, como si dichos derechos no pudiesen ser
mejor protegidos por las instituciones del Estado, y el económico costo
beneficio, donde, cuan experta en política pública procede a formular política
criminal.
Este pequeño
ejemplo, también muestra la peligrosa atracción del interpretativismo para satisfacer
a todos aquellos que quieran imponer su moral particular como derecho, desde liberales
humanistas protectores de la moral de los “derechos humanos” hasta liberales
tecnócratas y su moral utilitarista.
Quizá por esto
último, la extendida acogida de esta forma de entender el derecho en Colombia
que satisface a tirios y troyanos hasta que le tocan los cojones, pero
de todas formas sigue guardando la esperanza que el próximo juez si sea de su bando
para que le suelte los cojones. ¿Qué puede resultar de tanta tocada de
cojones? Nada bueno supongo.